Seguramente, la cura de zumos de
fruta sea la más depurativa y regeneradora. Esto se debe a su gran poder
disolvente y mineralizador de las enzimas, minerales y vitaminas. Al evitar la
digestión por tratarse de líquidos, nuestro organismo echa mano de las grasas y
elimina más fácilmente las impurezas.
Los zumos siempre tienen que ser
recién hechos, de otra forma se oxida y pierde su poder. No hay que mezclar las
frutas dulces con las ácidas.
Una de las muchas formas que hay de hacer la cura es
combinándola con una comida. Sustituimos el desayuna y la cena por zumos
durante 3 o 4 días. (aproximadamente 2 kilos de fruta al día)
Este tipo de dietas no conviene a hipoglucémicos ni a diabéticos.
No te olvides de tomar infusiones depurativas para mejorar el efecto. Las
encontrarás en cualquier herboristería: ortiga, menta, diente de león, bardana,
cola de caballo, etc.
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