Durante años uno de nuestros objetivos ha sido coleccionar el máximo de objetos posibles
que si lo analizamos fríamente,en realidad,
no necesitamos.
Tenemos un móvil que funciona a la perfección, pero deseamos tener el último modelo. El equipo de esquí está en perfectas condiciones, pero preferimos uno de otro color al que no nos podemos resistir. El bolso que nos compramos hace unos meses está bien, pero el que hemos visto esta mañana en ese aparador del centro no abandona nuestros pensamientos. Y así podríamos seguir indefinidamente.
Aunque, poco a poco nos vamos dando cuenta de que este afán de consumismo no nos lleva a ser más felices. Según Steve Howard, representante de Ikea, lo más probable es que ya hayamos superado el punto máximo de ‘acumulación de bienes’.
Infelicidad y depresión
El síndrome del sobre-consumismo es una enfermedad tan grave como lo puede ser la obesidad. Tener la necesidad de satisfacer los deseos de forma inmediata y por consecuencia sucumbir a la engañosa percepción de que necesitamos algo innecesario, nos hace infelices, sentirnos insatisfechos.
La publicidad en este aspecto tiene mucho que ver. Los anuncios nos presentan situaciones en las que se nos induce a pensar que comprando el producto que nos ofrecen conseguiremos experimentar la sensación que se nos transmite durante el mismo. Probablemente nos sentimos identificados con alguno de los personajes y consciente o inconscientemente deseamos estar en su lugar. Esta sensación es la que, a menudo, nos induce a comprar un producto y la que buscan los publicistas introduciendo un alto grado de emoción en la publicidad.
El ir a menudo de compras implica la acumulación de objetos que, por estar en buenas condiciones, aunque no los usemos, tampoco los tiramos. Vamos llenando armarios, cajones, trasteros e incluso garajes terminando por aparcar el coche fuera porque ya no nos cabe en él. Finalmente, todos estos objetos ‘servibles’, se convierten en trastos que ocupan espacio en nuestro habitáculo y dificultan mantener el orden. Cuanto más tenemos, más hay que limpiar, ordenar, mantener y todo ello nos cuesta energía y tiempo. Esto puede provocar que nos sintamos angustiados.
Satisfacción
Es recomendable plantearnos si realmente necesitamos algo antes de comprarlo y deshacernos de todos los objetos que no utilizamos. Si tienes un objeto considerado de uso frecuente en casa y no lo has utilizado durante un año: tíralo, significa que no lo necesitas. Contrariamente a lo que puedas pensar: te va a conllevar más satisfacción y felicidad el espacio y orden conseguido liberándote de objetos que no utilizas que comprando.
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