No se trata tanto de si se tienen o no arrugas, sino del estado de la piel. Hay que darle un aspecto con más luz y más firmeza. Es cierto que como primer culpable del envejecimiento acusamos a las arrugas, aunque la flaccidez es más traicionera. Firmeza: cuestión de colágeno
Con la flaccidez, no solo desciende la piel, sino toda la estructura de la grasa que hay bajo ella y que nos da volumen. Con ello se ve alterado el aspecto de nuestro rostro, los pómulos se ven menos marcados y aparece la boca de marioneta que nos puede dar un aspecto serio e incluso de enfado.
El sol degrada el colágeno y la elastina.
Siempre insitimos en que no te expongas al sol sin una buena protección. De hecho, es necesario protegerse del sol a diario y durante todo el año extremando precauciones en verano.
¡Cuidado con las dietas deficientes!
Una dieta deficiente en proteínas y en vitamina C y E es nefasta para nuestra piel. Estos componentes son vitales a la hora de asegurar un buen funcionamiento de los fibroblastos encargados de sintetizar el colágeno.
Perder peso también ocasiona una pérdida de grasa en nuestro rostro, por lo que a partir de cierta edad, es poco recomendable. Un par de kilos de más da un aspecto más juvenil al rostro.
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